¿Por qué hago esté blog?

¿POR QUÉ HAGO ESTE BLOG?

Me llamo Lucía, y soy una alumna de 6º de primaria.

Este blog lo he creado porque mis compañeros de clase y yo tenemos muchos textos, y pensamos enseñárselos al mundo para que vean que nos esforzamos por aprender, por eso, cada uno creó un blog para que pudieran ver nuestros trabajos.


sábado, 25 de febrero de 2012

Cuento.

 LA AMISTAD MÁGICA
Cuenta una vieja leyenda que un niño y su perro se perdieron un día en el bosque.
Ese niño se llamaba Pepe y solo tenía 12 años; la gente se extrañaba porque era altísimo para esa edad.
En su cara de color leche, pequeña y fina, había unas cejas pobladas, destacaban unos ojos verdes oscuros y poseía una nariz afilada, mejillas tersas y unas orejas diminutas.
Tenía los pies enormes, calzaba un 43 y sus pasos eran gigantes.
Pepe siempre había sido un chico responsable, educado, divertido y un aficionado a las aventuras.
Era diferente a las demás personas por su manera de ver las cosas.
El perro de Pepe se llamaba Milú y era un cachorro de 10 meses.
En su cuerpo enano y regordete sólo se notaban las manchas negras y blancas; tenía unas orejas muy pequeñas y sus patas, ojos y cola casi ni se veían.
Poseía un gran carácter y era muy gruñón. Ladraba mucho, por la mañana, por la noche... y así todos los días, pero Pepe nunca dudó de que él era el mejor perro del mundo.
Pepe vivía en una casa enorme, tenía 3 plantas y estaba situada en el bosque.
Poseía muchísimas habitaciones. La mejor habitación de la casa era el salón porque era grande, muy luminoso y bonito.
Pero a Pepe le daba igual que fuera millonario, él se sentía muy solo, además de que sus padres no dejaban entrar a Milú.
Lo mejor de la casa era sus vistas, se veían un bosque gigante, verdoso y abundante de plantas, y los atardeceres eran preciosos, los colores del cielo cambiaban de amarillo a naranja. Las nubes se confundían con las sombras de la noche. El mar deslizaba sus aguas suavemente mientras la marea subía. La inmensidad del mar se confundía con el cielo en la línea del horizonte mientras el sol bajaba, lentamente, hasta desaparecer.

Un día Pepe, tan aburrido en su casa, salió de paseo con Milú al bosque. Tanto anduvieron que se perdieron entre los árboles gigantes; y de repente se encontró una ciudad mágica. Cuando Pepe y su perro entraron, vieron la triste batalla entre duendes y hadas; ya de por sí, Pepe, se dio cuenta que estaban peleados. Él fue a hablar con ellos y le preguntó porque estaban peleados, pero nadie le contestó.
El pobre niño tuvo que atravesar toda la ciudad para ir a la biblioteca y descubrir que pasaba. En el libro ponía: «Una terrible mañana de verano, desapareció el cofre de oro de las hadas, y ellas dijeron que los duendes les habían robado el cofre, pero ellos lo negaban y así, tuvieron unas terribles batallas que hasta ahora, siguen...». Pepe se quedó impactado de lo sucedido, no se lo esperaba para nada, así que fue a hablar con los duendes para saber lo que hicieron.
Los duendes se comportaron fatal, ¡no le hacían caso! Hasta que el rey de los duendes se hartó y les contó todo: ''Nosotros no robamos nada; mis súbditos vieron a unas hormigas salir del palacio de las hadas, a ellas les he contado esto, pero no se lo creen. Dicen que somos unos tacaños y ladrones''.
Pepe se extrañó, así que fue a hablar con las delicadas hadas.
Ellas por lo menos se portaron bien con el muchacho, pero tampoco es que le hicieran mucho caso. La reina tan amable le contó su idea de las cosas: ''Los duendes siempre roban oro por donde van, así que cuando desapareció el cofre, pensamos que ellos lo robaron''.
Pepe se quedó extasiado, no sabía a quien creer, a si, que fue al hormiguero a ver si las hormigas robaron el cofre. Cuando llegó se notaba muchísimo que el cofre estaba allí; él cogió el cofre y mandó una carta a la reina de las hadas y al rey de los duendes para que se reunieran.
Cuando estaba anocheciendo, sus majestades llegaron y empezaron a discutir, hasta que Pepe les paró. El muchacho empezó a decir que las hadas se habían equivocado, que el cofre no lo habían robado los duendes sino las hormigas. Las hadas le pidieron perdón a los duendes y esa amabilidad es lo que le llenó al rey de los duendes para que le pidiera matrimonio a la reina de las hadas. Las hadas y los duendes vieron todas las muchas cualidades en común y así se hicieron muy amigos. Sus majestades recién casados estuvieron muy agradecidos al niño y le concedieron un deseo; él lo tenía muy claro, volver a casa.
Cuando Pepe llegó a casa, sus padres estaban muy preocupados y Pepe les dijo que su felicidad era estar con ellos, pero en una casa muchísimo más pequeña.
Sus padres decidieron mudarse al pueblo más cercano y en una casa normal y corriente; y así Pepe fue feliz.

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